Monday, December 05, 2005

LAS LINEAS DE NAZCA EN PERU.

NAZCA: LA ESCRITURA DE LOS DIOSES.
Por Waldemar Verdugo Fuentes

Derecha: Lineas de Nazca y Cerámica encontrada en el sitio arqueológico.


La mitología popular dice que Nazca es un aeropuerto trazado hace unos dos mil quinientos años para indicar el aterrizaje a naves del espacio en plena cordillera de los Andes. Creencia que también apoya las piezas arqueológicas encontradas en la zona, entre ellas singulares cerámicas con figuras que algunos interpretan como astronautas. Ubicada a cuatrocientos kilómetros al sur de Lima, la capital peruana, en la planicie de Nazca se extienden en la piedra geométricas líneas kilométricas que se prolongan más allá de la vista, saltando colinas y arroyos en línea recta o en zigzag, como trazadas con una cuerda por ingenieros gigantes: Allí se suceden inmensos triángulos, rectángulos, trapecios y más de cien espirales simples o dobles. Visto desde el aire se descubre lo excepcional: son "centros" dibujados de distribución que se irradian en todas direcciones formando enormes estilizaciones de animales, de aves y de plantas que rescatan la flora y fauna regional. Rectilíneas u oscilantes, en forma de estrella o en forma de parrilla, con líneas rectas o como haces, las franjas a veces vuelven sobre sí mismas o van a desembocar y morir en un área geométrica desmesurada, incluso contra una espiral redonda o angular, entre las cuales se entrevén también siluetas de hombres y seres mitológicos.  Todo un conjunto monumental planteando en este lugar uno de los enigmas arqueológicos más difíciles de dilucidar.

   Sabemos que entre las civilizaciones peruanas más evolucionadas que precedieron a los Incas figuran los Nazcas, que vivieron su apogeo desde aproximadamente el año sexto antes de nosotros hasta alrededor del año novecientos de nuestra era. Las vasijas de cerámica exhumadas han confirmado que las efigies realistas de las pampas son la "copia exacta" (guardando las proporciones) de las que adornan sus notables cerámicas y los finos tejidos coloreados que lucen algunas momias principescas, hilados con una técnica tan depurada que se los clasifica entre los más artísticos de la antigüedad. Trajes y cerámicas están adornados con imágenes de dioses antropomorfos que lucen máscaras de oro, con seres delirantes, con deidades que "planean", con flores abiertas, con cabezas de trofeos humanos reducidos, con una fauna graciosa lograda de fórmulas matemáticas, testigos de un arte que une la ciencia al sueño, la visión fantástica con lo real.             
   En el límite de las pampas de San José y de Jumana Colorada -las más adornadas- se extienden los valles del Río Grande y del Río Ingenio. Estas pampas están decoradas por las plazoletas rectangulares con mayor volumen: una explanada, que abarca ochocientos cincuenta metros, fechada alrededor del año 610 antes de nosotros, apunta en dirección de las Pléyades, "madres de las estrellas", cuya aparición coincide con el regreso anual de las lluvias benefactoras en las altas cumbres y con el de las fiebres tercianas. La línea principal que la bordea converge hacia Orión, simbolizada por el incomparable dibujo o geo glifo de la araña, vinculada a las prácticas adivinatorias. Un florilegio de cien figuras, asociadas con las estrellas y con las divinidades forma aquí el llamado "zodiaco Nazca”, quienes a semejanza de todos los antiguos pueblos andinos, éste veía en el firmamento constelaciones en forma de plantas, animales y pájaros, que reproducía en el suelo a dimensiones celestiales, cada una de las cuales era la generadora de la especie terrestre correspondiente.

   En 1571, el cronista Polo Ondegardo cuenta que "todos los pájaros y los animales poseían un semejante en el cielo, que estaba encargado de su procreación y multiplicación". En 1610, el indio noble Huaman Poma refiere que "los dioses vivieron en la tierra, donde se transformaron en animales dotados de poderes sobrenaturales". Y que cuando "volvieron a los cielos, se identificaron con las estrellas".

   Todavía hoy, los indios de los Andes creen en la fuerza mágica de la imagen. En este sentido, el bestiario de Nazca seria totémico y genealógico. En Nazca probablemente existían los clanes del Perro, del Colibrí, de la Fragata, del Pelícano, del Pez, de la Orea, de la Ballena, del Lagarto, de la Iguana, etc. Hazaña visual: a pesar de la escala colosal de las reproducciones (algunos geo glifos alcanzan trescientos metros de envergadura) hechas de un solo trazo sin interrupción, todas tienen proporciones idealmente perfectas. Sobrevolar sobre la pampa de Nazca resulta sobrecogedor. Hasta el más incrédulo visitante no puede dejar de preguntarse qué son y hacia dónde van también cientos de pistas que cruzan en la planicie andina. ¿Por qué solo se pueden ver desde el aire y en condiciones climáticas preferenciales? ¿Quiénes las construyeron? Se supone que nuestros aviones y aparatos aéreos son recientes, y, sin embargo, ellos poseían técnicas avanzadas de vuelo antes de nuestra era. Esta llamada Pampa del Ingenio resulta un puzle de pistas y líneas que atraviesan montañas y valles con una rectitud asombrosa.

   Son muchos los investigadores, arqueólogos y científicos que han visitado el lugar. Muchos los que cautivados se quedaron a descifrar este misterio. Pero, desde que el físico Paul Kosok las descubrió, hasta hoy, aún no se sabe a ciencia cierta qué pasa con ellas. ¿Para qué se construyeron estas señales, sólo para ser vistas desde el aire? ¿Para quién? Y, sobre todo, ¿gracias a qué prodigio estas "marcas" milenarias pudieron atravesar tantas épocas pretéritas y llegar casi intactas hasta la nuestra? Por inesperado que ello parezca, sólo la última pregunta no constituye problema.

   Varios factores excepcionales desempeñaron un papel esencial en la conservación de los dibujos de Nazca: En virtud de un fenómeno atmosférico sin parangón en nuestro planeta, causado por la corriente de Humboldt, que forma, a lo largo del litoral pacífico, un corredor de aguas más frías que las del océano y que el aire ambiente, no han caído verdaderas lluvias en las pampas de Nazca desde hace 10 mil años. Esto ha causado una sequía única que esterilizó alrededor de 3 mil kilómetros de una costa desolada que se extiende desde Ecuador, por el norte, hasta Chile, por el sur, en una latitud sin embargo, tropical, en la que, por el contrario, debería florecer una vegetación exuberante. A pesar de todo, la aridez es milagrosa, puesto que protegió el admirable mensaje simbólico bordado en un suelo preparado naturalmente para conservarlo. ¿Y cómo fue "bordado" este mensaje? Mediante un "puntilleo" hecho de pequeñas piedras ferrosas y oxidadas que, barridas, desperdigadas, amontonadas en los bordes, cubren el terreno. Lo que deja al descubierto, en desnivel, un sustrato ocre que contrasta claramente con el color café de los bordes, que están más elevados. El tono herrumbroso de las toneladas de grava desplazada tiene también un efecto especial; acumula en la superficie el intenso calor diurno, aislándolo mediante un colchón de aire caliente de los violentos vientos alisios que arrastran en la lejanía a las arenas barredoras. A estas particularidades se agrega el hecho de que el sustrato es rico en yeso, el que, como resultado de las espesas neblinas nocturnas y de los fuertes rocíos matinales, hace que se adhieran, como soldadas a su base, las piedras a la pampa.
   Los orígenes de este complejo gráfico monumental son tan oscuros como los de las célebres "ciudades perdidas" de los incas. Pedro Cieza de León, el único cronista de la conquista que acompañaba a Pizarro, cuando inspeccionó la zona, escribió que vio "señales en algunas partes del desierto vecino de Nazca". Lo que resulta increíble es que ninguno de los viajeros eruditos, geógrafos, botánicos y otros investigadores, que realizaron misiones científicas en el Perú entre los siglos XVI y XIX, ninguno menciona esta sorprendente "tapicería" de piedra en los Andes. Hubo que esperar hasta 1920 para que los pilotos peruanos del vuelo entre Lima y Arequipa la vieran. Sin embargo, a pesar de que compararon las grandes "pistas" con los "canales de Marte" o con "terrenos de aterrizaje prehistóricos", tuvieron mucho cuidado de no hablar de ellas, por temor de pasar por bromistas. Comenzó a haber interés solamente a partir de 1927, año en que el patriarca de la arqueología peruana, Julio César Tello, y su discípulo Toribio Mejía Xesspe, mientras viajaban por la panamericana Alaska-Tierra del Fuego, distinguieron a cada lado de la carretera "líneas, pistas y plazoletas". En el informe que presentó en 1939 al XXVII Congreso Internacional de Americanistas, Mejía Xesspe postuló que, según las creencias locales, lo que ellos observaron eran "caminos ceremoniales".

   Ese año, el enigma de las "pistas de Nazca" cobró renovada vigencia con la llegada de Paúl Kosok, de la Universidad Long Island de Nueva York, que primero las sobrevoló en avión y luego las recorrió a bordo de un camión militar. El chofer mestizo le contó que los nativos daban a esas franjas de piedras cafés el sobrenombre de "escritura de los dioses".

   Fascinado, Kosok las emprendió a pie a través de ese mosaico insólito. Siguió un alineamiento que corre como una flecha hacia un promontorio que la "ruta" escala hasta la cima. Y allí se abrió frente a él, más abajo, un impresionante "abanico" de líneas rectas. Como el día declina bruscamente en los trópicos, Kosok contempló una grandiosa puesta de sol. En su caída hacia el horizonte, el astro parecía "guiado" por la línea central. Como si hubiese estado adherido a ella, desapareció en la prolongación de la línea. Un detalle llamó la atención del investigador estadounidense: ese día, 22 de junio de 1941, es el más corto del año, el del solsticio de invierno en el hemisferio austral. Kosok presintió que acababa de tropezar con uno de los secretos de los Andes. Había descubierto la primera línea solsticial de lo que, desde entonces, sería para él "el libro de astronomía más grande del mundo". Con los datos que obtuvo del observatorio magnético andino de Huancayo, se sintió autorizado a fechar la época en que se utilizó esa línea capital: entre el siglo VI y el siglo I a. de C. y hasta el año 950 de nuestra era; los análisis posteriores con carbono 14 han verificado estas fechas, incluida una "línea base” fechada científicamente hacia el año 2000 antes de nosotros, que desconcierta a los arqueólogos.

   La identidad de los artistas anónimos que tapizaron esta zona desértica andina con una filigrana de piedras patinadas pronto inflamó una intensa controversia entre los americanistas, que no contaban con excavaciones metódicas que les permitieran disponer de datos precisos. "Estos indios miran constantemente los cielos y los signos, lo que los convierte en muy buenos adivinos del tiempo", escribió Cieza de León en 1553. Tal como lo hicieron los grandes magos de Nazca, desde entonces los visitantes hemos confirmado a puro ojo en las nubes y en el revoltijo de las piedrecillas de Nazca la marcha de las estrellas. Fue la toma aérea del Servicio Aero Fotográfico Nacional del Perú la que reveló una versión inédita del enigmático puzle de las pampas y permitió reconstituir en papel un plano muy completo del extraordinario boceto petrificado de Jumana Colorada.

   El complejo de Nazca está compuesto por cinco grupos separados por grandes áreas geométricas que siguen dos pistas o direcciones preferenciales y opuestas. Entre éstas "pistas" unidas por alineamientos, se entrelazan las figuras titánicas, que parecen estar colocadas como peones en un tablero de ajedrez. Los inmensos cuadriláteros, orientados de sur a oeste y de norte a este, fijan las salidas y puestas de los astros importantes en su recorrido anual aparente. Los altos triángulos aguzados, flanqueados por una serie de estrías paralelas, apuntan perpendicularmente hacia las "pistas", hasta tocarlas. Es claro que el conjunto, cada vez más denso y complicado, configura una continuidad. Partiendo del extremo oeste de la pampa de San José, los sacerdotes y astrónomos avanzaban de grupo en grupo hacia el Levante, hasta el trapecio final del itinerario sagrado, que remataba en un "observatorio" que dominaba la pampa llamada Ingenio. La marcha interrumpida y bien ejecutada de los sacerdotes describía la concreción de un ciclo calendario.                               

   Aquí y allá, espirales apartados de su eje, superpuestos; y tótems mutilados porque se les puso encima un plano geométrico, nos dicen que el paciente "borrador" trazado en el transcurso de los siglos, de generación en generación, por maestros topógrafos, fue corregido a medida que se iban identificando más claramente los cuerpos luminosos en el espacio. Hasta copiar en forma definitiva y magistral en el suelo, a partir de la bóveda celeste, un "almanaque" monumental de los secretos del cosmos y de los tiempos olvidados. Llamado de vuelta a los Estados Unidos, Kosok  encomendó la continuación de sus investigaciones a la matemática y astrónoma alemana María Reiche-Grosse. Apasionada rápidamente por el prodigioso "códice" del desierto, la mujer lo recorrió durante cuarenta años, midiendo, analizando, limpiando dibujos y orientaciones, espantando criadores de cabras y curiosos motorizados que revolvían y destruían el maravilloso "testamento" de los Nazcas.

   La doctora María Reiche-Grosse es una anciana fuerte aún a pesar de su avanzada edad (casi ochenta años) y a pesar de estar casi ciega: todos los días es sagrado para ella su hora de natación en la piscina del Hotel de turistas de Nazca, donde vive desde siempre en la habitación 204, que es como su casa y donde recibe a quien desea verla sin mayor audiencia. En el pequeño cuarto, a mano derecha, está la mesa de dibujo y sobre ella, colgando de las paredes, más de un centenar de planos con los dibujos a escala de las líneas de Nazca. A mano izquierda, recostada sobre su cama, reposa María Reiche. Han pasado casi cincuenta años desde que ella viajó de su ciudad natal, Dresden, Alemania, graduada como maestra de matemáticas, geografía y física; contratada como profesora para los hijos del cónsul alemán en Cuzco. Luego de unos años se trasladó a Lima y de forma independiente dictó cursos de inglés, alemán, matemáticas y gimnasia. Nos dice que su interés por el antiguo Perú empezó a manifestarse pronto. En 1939 había traducido artículos científicos de Julio C. Tello, Jiménez Borja y Paúl Kosok. "El doctor Kosok había descubierto que las líneas en la Pampa de Nazca no eran canales de irrigación sino dibujos producidos por los antiguos nazquenses y vio también algunas figuras y centros de líneas. El me inició en este estudio el cual no podía continuar durante los años de la guerra mundial", dice María Reiche.

   A ella le gustan los chocolates. Entonces le compré algunos y luego de presentarme y sentarme en una silla junto a su cama que me indica, se los di. Encendí la grabadora y modulando lo mejor posible le pregunté: ¿Cuál fue su impresión al ver por primera vez las líneas de Nazca? La respuesta, un largo silencio durante el cual me fue imposible no contemplar el contraste de su cara milenaria con sus hombros y cuello, tan fuertes y firmes que parecían tener vida propia. Luego hizo una mueca y con mucha   dificultad -siempre en silencio- la venerable Reiche comenzó a abrir el chocolate. Lo comió pedacito a pedacito y antes de responderme, comentó: "el chocolate me da lucidez. Mi primera impresión al llegar aquí fue de asombro, ha transcurrido casi toda mi vida y mi asombro continúa intacto. Para muchos el dedicar mi vida a estudiar las líneas de Nazca ha sido un desperdicio, pero para mi ha sido suficiente: he vivido aquí asombrada y ha sido una interesante vida para mi". Luego de estudiar tanto las líneas y figuras de Nazca, ¿cuál sería su preferida? ¿La araña, creadora de los animales según una leyenda americana; el perro que visto desde el aire parecía que estaba saltando; el colibrí, símbolo de las diferentes direcciones; la estilizada ave fragata en posición de vuelo; el astronauta? ¿Cuál de las 38 figuras identificadas? Le pregunto y dice: -La del mono es mi preferida... del suelo no se puede ver su forma. Yo había visto un espiral en fotografías aéreas, entonces fui sola a la pampa para verlo. Sabía que el espiral pertenecía a una figura pero no podía distinguir lo que era. Trabajaba con una escalera alta que colocaba al costado de la línea para no dañarla. Una vez arriba medía direcciones y dimensiones que fui transportando a un papel, hasta que apareció la figura del mono. Me dio risa... no esperé encontrarme con la figura de un mono.

   A María Reiche le falta un dedo de la mano izquierda, igual que a la figura del mono, que por cierto es una de las más bellas. Al recordárselo, María estalló en una risa de niña, toda su cara arrugada, levantada hacia sus ojos pequeños que ahora sólo ven cada vez más puros recuerdos porque está quedando irremediablemente ciega. "Eso fue casualidad. Una vez viajaba por el Cuzco y me rasguñé el dedo con la espina de una planta. La herida se me infectó, me agarró gangrena y tuvieron que amputármelo. La gangrena siguió avanzando. Por suerte se había descubierto una vacuna, me trataron y salvé mi brazo. En esa época escribí de inmediato todas mis impresiones posibles por si perdía mi mano entera y ya no podría usarla". Ella se refiere a su libro "Secreto de la Pampa", escrito por María Reiche en 1968, y corregido en la década de 1980, donde se entiende mejor la teoría básica de sus descubrimientos.

   María Reiche llegó a la convicción de que las franjas representaban un "mapa" estelar gigante. Los alineamientos kilométricos servían, piensa ella, de "líneas de referencia" que delimitaban la marcha sideral del Sol, de la Luna y de las estrellas. Pero, ¿cuál era su objetivo? Ella responde que buscaban calcular el tiempo y predecir las estaciones para programar el futuro con el propósito de establecer un calendario agrícola muy preciso, indispensable para la supervivencia de las comunidades que habitaban los oasis polvorientos, y que sólo tenían para cultivar estrechos valles que eran verdes a pesar de que los ríos, periódicamente moribundos, que los atraviesan en los bordes de los desiertos sólo son abrevados menos de cuarenta días al año por los torrentes que descienden de las cimas nevadas, que aquí alcanzan seis mil metros de altura y más. De ahí la invención motivada por un culto de la fertilidad, de un planetario lineal, centrado en el caprichoso régimen de las aguas, acompañado, en las inmediaciones, de una red de canales de piedra subterráneos llamados "galerías filtrantes", que todavía se usan en nuestros días.

   La más larga y ancha de las líneas solsticiales indica claramente la  cima de la sierra andina en la que caen las primeras lluvias de altitud. El surco que atraviesa a la figura llamada "flor de cactus" de seis pétalos señala, tal como el de la flor de la opuntia (especie de cactus), el mes propicio para sembrar los campos de maíz, algodón, mandioca, calabazas, porotos, pimientos, maníes, etc. A su vez, el alineamiento máximo (10 km) apuntaba a Benetnacsh, la estrellas más brillante de la Osa Mayor entre el año 500 y 7l0 d. de C., constelación representada, en el suelo, por el singular perfil de un mono. Otras "rectas" estarían alineadas con respecto a las estrellas Beta de Casiopea, Alfa, Delta y Gama.

   María Reiche resalta que los alineamientos lunares superan en número a las líneas de referencia solares. Lógico: en la costa peruana se veneraba, más que a Inti, el quemante Sol-Padre de los incas, a Si, la Luna-Madre diosa de las neblinas humectantes, de la pesca en altamar y de las islas de guano, el precioso abono natural. Estos alineamientos lunares marcaban las diferentes posiciones del astro nocturno en su avance (incluso los eclipses) en el transcurso de un ciclo de dieciocho años. Ella cree que otras rayas de dirección preferencial registraban la salida y la puesta de las estrellas y de los astros notorios; o que anunciaban los momentos vitales del calendario agrario: siembras, cosechas, abonos, llegadas y crecidas de las aguas andinas; o, por el contrario, una sequía asesina.

   En general, las rectas solsticiales están asociadas con los geo glifos más numerosos, los de aves cuyo vuelo procuraba indicios meteorológicos serios. Por ejemplo, cuando las aves guaneras del Pacífico se marchaban por miles y miles hacia el sur, los Nazcas comprendían que, como disminuiría el abono de excremento de ave, horribles hambrunas amenazaban, lo que exigía la adopción de medidas urgentes para recolectar alimento. Algunas líneas podían ser acimutales, equinocciales o meridianas. Hay una recta de 2 kilómetros de largo: María Reiche se pregunta en voz alta: “¿Representará tal vez el paso del cometa Halley en 1309?”

   Para lograr las representaciones, previamente se esbozaban maquetas "en pequeñas parcelas de seis pies por seis pies", descubiertas por María Reiche. Luego, descompuestas en fracciones sucesivas (sistema llamado homotetia), estos "modelos reducidos" facilitaban el agrandamiento del tema sin que fuera necesario tener una vista general de la obra que se estaba realizando. Nos dice ella: “Las líneas rectas se trazaban con cuerdas de fibras de pita tendidas entre estacas de madera de algarrobo; las curvas se obtenían con una serie de pequeños arcos unidos por los extremos. Piedras de color y grosor diferentes, grabadas a veces con un signo abstracto, configuraban un código de referencia y de informe. Hay gran cantidad de guijarros planos apilados en túmulos cónicos, lo que hace pensar que eran altares para ofrendas, conmemorativos o sacrificios ceremoniales. Algunos exhiben un palo central a modo de péndulo fijo  cuya sombra daba la hora aproximada. Las unidades de medida utilizadas probablemente se basaban en el palmo, el codo o el pie indios, los cuales eran duplicados o multiplicados. Es simple: hicieron las curvas con una cuerda y una estaca como si fuera un compás. Mis observaciones demuestran que han trabajado con ampliaciones de un modelo. De los radios de estas curvas pude deducir la unidad de medida que es muy interesante porque fue usada en Israel: el codo".

   Durante las fastuosas festividades dedicadas al culto y celebradas en las fechas del calendario mágico-religioso Nazca, cada clan (con tambores batientes y flautas de pan ululantes a la cabeza, seguidos de bailarines con cascos de plumas multicolores vestidos con túnicas de etiqueta de colores chillones en las que se copiaba el tótem) podía realizar en su geo glifo particular coreografías en las que participaban gran cantidad de personas. En fila "india", tomados de la mano, como lo muestran las escenas pintadas en sus vasijas, desfilaban a pasitos cortos y rápidos, con sonajas tintineantes en los tobillos. En suma, aquí la fantástica geometría planetaria favorecía una "conversación animista entre hombres y dioses", creando una plegaria gráfica, un ritual de súplica, que las fuerzas celestes todopoderosas sabían interpretar.

   Dice María Reiche: “Yo creo que este es un calendario astronómico, con medidas precisas: el colibrí tiene 96 metros de largo, y el mono, 80. Hay pistas que tienen hasta 300 metros. En cuanto a la antigüedad, con carbono 14 hemos llegado a la conclusión de que estas obras son de poco antes del año 555 antes de nosotros, pero yo creo que hay dibujos más antiguos”. María ya está cansada, se  acerca el final de la visita con una observación precisa: -Es necesario mantener la conservación de las líneas, son muy valiosas. Que no haya gente que camine o se meta en carro y las destruya, sobre eso pesa una maldición, las figuras son muy delicadas. Cuando yo me muera, mi hermana Renata que vive conmigo desde hace unos años, tiene a su cargo la protección de la Pampa, ella pagará el sueldo de los guardianes y continuará dando conferencias sobre las líneas con los conocimientos que le he transmitido. Mi sucesora, la astrónoma Phyllis Pitluga, del Planetarium de Chicago, está en estos momentos en Estados Unidos escribiendo un importante artículo sobre el trabajo que ha hecho aquí. Ella continuará mi estudio.

   Con las investigaciones de la doctora Reiche las líneas en la Pampa de Nazca se convirtieron en la atracción turística de la región. El pequeño pueblo de Los Andes se transformó en una próspera ciudad dedicada al turismo. Y la ciudad decidió honrar a la venerable María. Mi encuentro con ella fue publicado en su momento en revista Vogue de México: hoy María Reiche se ha devuelto a la distancia, vayan estas líneas en su homenaje cuando todo en Nazca la recuerda: En la actualidad una avenida, una plaza, una escuela, el aeropuerto y una sala del hotel de Turistas -donde se celebran las conferencias-, llevan su nombre. Diariamente desde el aeropuerto de Nazca "María Reiche-Grosse" avionetas Cessna de tres compañías aéreas sobrevuelan las líneas para aquellos que quieran descubrir los secretos de la Pampa de Nazca.

   Entre los investigadores posteriores que se han ocupado de Nazca este último tiempo, se ubican serios trabajos de los americanistas Simone y Jack Waisbard; Simone es autora de varias obras acerca de Perú antiguo (su libro “Mujeres Precolombinas” recibió el Premio de Historia 1990 de la Sociedad de Personas de Letras de Francia); Jack es un reconocido investigador internacional en física nuclear y enseña en el Colegio de Francia. Los Waisbard hicieron trabajo de campo en Nazca en la década de 1990 y han publicado varios trabajos científicos acerca de la zona. También han surgido una serie de escritores que han imaginado la posibilidad de que Nazca esté relacionada con cataclismos olvidados y extraterrestres. Para el investigador Jacques Bergier (uno de los autores de “El retorno de los brujos”), por ejemplo, los dibujos de Nazca constituirían una especie de gigantesca computadora que almacena datos olvidados del pasado del mundo, a los que es posible acceder. Otro escritor, Erick von Daniken, que ha escrito varios libros muy populares como “Recuerdos del Futuro”, también ha estado en Nazca investigando. En el sitio conversamos con él, que había llegado casualmente al mismo hotel en que nos encontrábamos; al enterarnos y solicitarle una entrevista, accedió de inmediato, hablamos con Von Daniken en inglés porque su lengua materna es la alemana, aunque entiende algo de español. Es un hombre macizo, más bien bajo, acelerado y muy conversador. Compartimos cerveza con coca-cola que le encanta. Habla convincentemente y resulta apasionante escucharle. No hay duda en que cree en lo que dice e intenta con vehemencia ser entendido y aclarar las preguntas que hacemos. Él no está de acuerdo con los varios investigadores que asocian los dibujos de Nazca con calendarios agrícolas.

   Comenta: -¿De qué podría servirles a los indígenas un calendario que sólo se distingue desde el aire? Esta clase de preguntas de orden práctico suele incomodar a los científicos, pero ellos se conforman con proponer sólo una "hipótesis". El arqueólogo profesor Barthel, de Tubinga, dijo que podíamos olvidarnos de que fuera un calendario astronómico. El hizo un estudio con computadores donde metió todos los datos de situación y órbita de las estrellas, así como las coordenadas de los trazos existentes en la llanura de Nazca. Todo esto en la memoria del ordenador, y el cerebro electrónico no pudo encontrar ni un solo caso de coincidencia entre los dibujos de arriba y los de abajo que pudiese justificar la hipótesis del calendario.

   -Los americanos -continúa Von Daniken-, son muy curiosos y el equipo de Exploradores Globo, de Miami, quiso probar que los nativos volaban en ellos. Hicieron la prueba fabricando uno con material y tejidos de la zona y construyendo un canasto con mimbre del lago Titicaca. La verdad es que se sostuvieron en el aire solo pocos minutos. Cuando los diarios en esa época decían que mis teorías habían sido refutadas, no era tal, porque yo jamás he dicho que los indios tuvieron globos aerostáticos. Algunos me critican diciendo: "Bueno, señor Von Daniken, usted es un hombre fantasioso que va por el mundo descubriendo ruinas y a todo le da un origen extraterrestre... Y eso no es verdad. Yo le voy a explicar mi teoría. Imaginémonos que hace algún tiempo volaba una nave extraterrestre en la órbita de la Tierra. Estos seres de otros mundos aterrizaron aquí en Nazca y quizás también en otros lugares del planeta. Y como buenos estudiosos se dedicaron a investigar un poco lo que había en este mundo. Comprendamos que si una nave viene del espacio, no habría necesitado pistas para su descenso. Lo que ocurrió es que, al posarse en la tierra, la nave ¡creó una línea natural, al igual que lo hace un helicóptero cuando vuela la arena del espacio donde aterriza!. Ahora, lo que no sabemos es cuánto tiempo permanecieron ellos aquí. ¿Qué ocurrió entonces? Mientras los extraterrestres estaban aquí eran observados por los nativos, que asustados se escondían en sus  cuevas. Después que ellos partían y dejaban nuestro planeta, los indios salían a observar qué fenómeno había ocurrido. Vieron las huellas de las naves en el desierto y la arena que había sido volada de su lugar. Esto fue clave para ellos, porque significaba que los dioses habían venido a verlos. Y la línea dejada era considerada sagrada. Dos o tres generaciones después, seguramente algún sacerdote tuvo la buena idea de decir: "Bueno, hay una línea en la arena y quizás los dioses necesitaban de estas líneas". La gente comenzó a trazar otras nuevas. Por eso digo, que son los nativos los que han hechos estas pistas y no los extraterrestres. Y lo han hecho como una manera de agradar a los dioses con la esperanza de que ellos vuelvan. Yo pienso que con el transcurso de los años los nativos empezaron a desesperarse, porque no pasaba nada, y otros sacerdotes les sugirieron que tenían que hacerles ofrendas. Y así, en medio del desierto, empezaron a dibujar grandes figuras en la arena: de monos, pájaros, arañas, peces... -termina Von Daniken.

   Particularmente audaz resulta también ser la hipótesis del Dr. Javier Cabrera Darquea, cirujano peruano fundador de la Universidad San Luis Gonzaga, de Lima, poseedor de una importantísima colección de piedras grabadas, recogidas en la región de Ica en la ruta de Nazca por los huaqueros. Los huaqueros, nos informa Cabrera Darquea en su libro "El mensaje de las piedras grabadas de Ica" son aquellos lugareños que practican clandestinamente excavaciones en busca de tesoros arqueológicos: "En las noches claras, armados de barretillas, embozados para no respirar los hedores de las tumbas, protegidos de amuletos para defenderse de imprevisibles maleficios, teniendo de testigo sólo al silencio, realizan la enigmática tarea de desenterrar el pasado", escribe Cabrera Darquea; quien, luego de un minucioso estudio de las piedras grabadas, llega a una fascinante conclusión: “Las piedras grabadas de lca serían restos, mensajes de una Humanidad que pobló la tierra en un remotísimo pasado, superior a los 250.000 años, más allá de todo lo imaginado”. Los arqueólogos oficiales admiten para el hombre peruano una antigüedad de sólo 20.000 años. Los mensajes contenidos en las piedras contendrían revelaciones sorprendentes: sus autores tendrían desarrolladísimas nociones de medicina, astronomía, geografía; habrían practicado trasplantes de órganos, conocido la anestesia y -más chocante todavía- ¡pastoreado dinosaurios! En las piedras talladas hay referencias a vuelos interestelares y mapas que describen el cielo tal como era hace miles de año. Nazca sería un testimonio de la tecnología espacial que conocían y usaban esos hombres para sus vuelos cósmicos. "Nazca fue el lugar -escribe- desde donde abandonaron la Tierra ante la inminencia de un cataclismo. No sería pues un punto de llegada -como cree Von Daniken- sino un punto de partida. Detalle curioso: los hombres esos carecerían de pulgar, ya que el pulgar oponible posibilita la manipulación de objetos -el trabajo físico- tanto como la formación del puño y la garra -la violencia-, dos signos ineludibles de nuestra actual condición humana. Sin pulgares, el hombre sería puro intelecto. O casi. ¿Casualidad? La Dra. Reiche tenía sólo cuatro dedos en una de sus manos, y hay quienes han afirmado que su dedo fue cercenado como parte del ritual que le permitió quedarse a vivir en Nazca, al amparo de los misterios".

   Otra interpretación tiene la estudiosa Jadwiga Pasenkiewicz, quien menciona que las fechas que ha utilizado fueron establecidas por el científico francés Albert Siosman, tal como aparecen en su libro "El Gran Cataclismo", (Ed. Laffont, París). Ella dice: "sabemos que esos trazados en Nazca reproducen un texto de antiquísima memoria, proveniente de una civilización muy desarrollada que habitó en nuestro planeta entre dos cataclismos que, a su turno, destruyeron casi todo vestigio de vida humana; esto ocurrió en los años 36576 y 9792 antes de Cristo, siendo este último conocido como el Diluvio Universal”. Los hombres que grabaron los cientos de dibujos geométricos y zoomórficos en suelos y serranías de Nazca serían descendientes de aquella civilización predilúvica, de quienes, y según las investigaciones históricas realizadas por la doctora Pasenkiewicz, su vinculación más directa habría que buscarla en el floreciente imperio de Tiahuanaco, aquel que, luego de verse varias veces destruido, alcanzó su máximo esplendor 12.000 años antes de Cristo.

    En efecto, Tiahuanaco fue habitado en ese período por numerosos pueblos unidos por una misma fe religiosa: creían en un único Dios, creador del mundo, y no levantaban ninguna edificación sin dejar por todas partes el dibujo pintado, la incisión o el grabado de sus símbolos sagrados. Entre éstos estaba el huevo cosmogónico, que les recordaba la materia inerte primigenia que un buen día, por la voluntad de Dios, estalló cargada de energía dando origen al universo. O la serpiente, que encerrada en un círculo que se dilata hasta el infinito simboliza ese universo. Y el Sol, testimonio de la voluntad puesta por el Señor en el mantenimiento de la vida sobre la Tierra.

    Afirma la doctora Pasenkiewicz que el último gran cataclismo, aquel del año 9792 a.C., fue más terrible que los anteriores, y puso fin definitivamente a la vida del Imperio de Tiahuanaco, borró de la faz de la tierra a todos los otros reinos esparcidos por el mundo y extinguió al 80 por ciento de sus habitantes. “Y como consecuencia de las potentes fuerzas telúricas desatadas, se levantó toda la región andina, elevándose muchas montañas hasta los 7 y 8 mil metros de altura. Así, los restos de Tiahuanaco que hoy conocemos fueron arrojados a la inhóspita altitud de 4.000 metros”. De aquel entonces cuenta la crónica oral de los indígenas: “Las tierras, antes calientes, bien cultivadas, llenas de frutas y pájaros multicolores, se transformaron, en sólo cinco días, en un páramo silencioso bajo un manto de hielo". Tanta desolación dejó a salvo algunos grupos humanos que, habiendo perdido todo poder material, sólo guardaban en la memoria y en lo profundo del espíritu el recuerdo de sus creencias religiosas, a las que se aferraron a la hora de comenzar la reconstrucción. Justamente, la investigación en torno de esas creencias, y de su testimonio en los nuevos monumentos que levantaba la civilización renaciente, fue lo que permitió que la estudiosa Pasenkiewicz pudiera entregar su propia interpretación descifrada de los geo glifos de Nazca:

   "Las líneas trazadas en la planicie de Nazca indican las relaciones recíprocas entre las estrellas fijas y las errantes. También el movimiento de los planetas, del Sol y de la Luna, el desplazamiento de 12 constelaciones de la eclíptica ecuatorial celeste y la posición de Orión, usada como punto de referencia para estos cálculos. Es posible pensar que este mapa del cielo tome como punto de partida el año 9972 a.C., fecha del Diluvio, representando una suerte de calendario astronómico". La doctora afirma que los dibujos de Nazca son obra de los llamados “Hijos del Sol”, que son, como ella lo enuncia apoyada en todos sus años de investigación: “unos hombres que se establecieron en tiempos inmemoriales en la zona andina de Sudamérica, donde alcanzaron un alto grado de civilización. Tenían grandes conocimientos astronómicos, los que reflejaban en sus escritos sagrados que no sólo anotaban en telas y papeles especiales, sino que acostumbraban grabar en su cerámica y en los muros de sus templos. Tenían su propia Biblia, y se desarrollaron  en tres épocas diferentes: primero, aquella de los reinos e imperios pre diluvianos, cuando fue escrita la "Biblia". La segunda se inicia con el gran cataclismo del año 9792 a.C., que destruyó civilizaciones y dio origen a un larguísimo período de insegura soledad y terribles sufrimientos para los pocos sobrevivientes. Al término de esta época de difícil rencuentro con lo mejor de su herencia (su fe religiosa y sus conocimientos científicos), lograron ir creando condiciones de vida similares a las que habían arrasado las aguas, terremotos y erupciones volcánicas. Llegaron incluso a reconstruir antiguos emplazamientos según planos "sagrados" que habían heredado de la patria desaparecida, guiados por la casta sacerdotal, verdadera artífice del renacimiento de esos pueblos. Fue retomada la construcción de templos y pirámides y comenzaron a celebrarse nuevamente las fastuosas liturgias de antaño, que volvían a moldear la existencia cotidiana de los habitantes según los eternos mandamientos religiosos. Siempre a la cabeza de todo el Sol, considerado como símbolo y manifestación de la voluntad del Creador, dispensador de la vida. La tercera época es ya conocida por muchos. Es la que vio asentarse las maravillosas civilizaciones de los Mayas, los Olmecas y los Toltecas. Y también aquellas andinas y sub andinas preincaicas todavía poco estudiadas, descendientes de las que habitaron Tiahuanaco. La casta sacerdotal, preservadora no sólo del conocimiento sagrado sino del científico, tuvo la constancia de transmitir sabiduría hacia el futuro mediante dos medios de comunicación eficaces: la memoria colectiva de las gentes y la piedra esculpida. Fue inventado, entonces, un sistema de recitado de letanías, durante los cultos religiosos y las festividades, en las que se narraba lo esencial de las crónicas históricas y sagradas. La piedra tallada fue usada con idéntica finalidad documental. Es así como en Sudamérica, Centroamérica y México han sido descubiertos kilómetros de dichos textos, escritos en diferentes alfabetos, muchos de ellos aún no descifrados dejados por los pueblos desaparecidos durante los últimos quince milenios. El más famoso es el de Nazca. Con este mensaje escrito en las piedras, nuestros olvidados predecesores nos vienen a informar sobre sus descubrimientos científicos y sus dogmas de fe". 

   La doctora Jadwiga Pasenkiewicz, inspirada en los dibujos de Nazca, ha escrito una relación de hechos, según su punto de vista, que denuncia como “La Proclama de Nazca”, donde se lee: "Dios creó el Universo dentro de un círculo en expansión hacia el infinito. Después de forjar el nacimiento de los mundos estelares, el Omnipotente se preocupó por crear la vida. Primero formó la célula vegetal que dio origen a las plantas. Después un ser orgánico, esbozo simbólico de un pez, del cual, tras una larga cadena de transformaciones, habrían de generarse los animales y el hombre.

   "La vida nació del cosmos, desde donde fue transportada a la Tierra dentro de un arca que contenía la progenie de la flora, de la fauna y de diversas razas de seres humanos. Estos últimos, con el correr de los tiempos, poblaron el globo, pero cayeron en la corrupción y la ingratitud, olvidando al Creador y la obediencia que le debían, lo que desató Su terrible ira. A causa de esto, para castigar a la humanidad pecadora, el Eterno desencadenó un pavoroso cataclismo que dio vuelta al globo terrestre extinguiendo casi todo vestigio de vida.

   “Ese año (36576 a. C.), los sobrevivientes de aquel desastre procrearon la nueva estirpe que habría de habitar la tierra, conscientes del castigo recibido y respetuosos de la voluntad del Señor. Quien para guiar a aquel pueblo dilecto envió a la Tierra a su Hijo, el que eligió vivir en la Ciudad de las Tres Montañas, reuniendo en su sagrada persona Cielo y Tierra, y tomando posición en el centro del Eje del Mundo que, en línea recta, une los puntos más importantes de la existencia humana: el Zenit, en lo alto; luego el asentamiento terrestre donde reside el Hijo de Dios y sus descendientes, y por último el Nadir, en el corazón del planeta, donde queda el reino de los muertos. Estos tres espacios unidos al Eje del Mundo, tienen como símbolo al Árbol de la Vida, que con sus raíces penetra en la profundidad del suelo, con el tronco se yergue sobre la superficie y con las ramas se proyecta hacia el Cielo.

   "La vida del hombre dura un instante en contraposición a la existencia inmortal. Para conseguirla, es llamado a cumplir un difícil viaje espiritual dentro de si mismo. Con el desafío de alcanzar la comprensión de la voluntad del Altísimo y, a la vez, tomar conciencia del hecho de que toda la materia es penetrada por el espíritu divino. El género humano consiguió levantar vuelo sobre las máquinas impulsadas por energía cósmica, similares a las aves, capaces de aterrizar con la velocidad del rayo. Este mensaje fue grabado en las piedras de Nazca por el Pueblo de Dios, bajo la dirección de los grandes sacerdotes, para la gloria eterna del Omnipotente y para la confortación de sus hijos dilectos".

   También en Chile las Piedras Talladas le Cuentan al Cielo. Se extienden a lo largo de 700 kilómetros en el Desierto de Atacama, desde el límite con Perú frente a Nazca hasta cerca de Antofagasta. En Lluta, Azapa, pintados, lanzan su mensaje hacia los cielos desde hace más de dos mil años. Figuras de animales, seres humanos con extraños trajes y penachos que podrían interpretarse fácilmente como cascos y antenas, símbolos, que nadie ha podido descifrar. En cuanto a técnica y tamaño, nada tienen que envidiar a las líneas de Nazca. El del cerro Unita en Tarapacá, por ejemplo, muestra un humanoide de 150 metros de altura. Están siendo rescatados desde hace muy poco tiempo, con un esfuerzo inicial de la Universidad de Tarapacá, pero se necesita apoyo económico porque es un rescate arqueológico que necesita toda la ayuda técnica existente. Están cubiertos de polvo, casi invisibles, y  comenzar a "limpiarlos" ha sido una titánica tarea. Estos geo glifos ya estaban ahí cuando los incas llegaron a la zona. Innumerables hombres debieron enterrar piedra por piedra en la arena del desierto, hasta acumular la inmensa cantidad de material que conforma una sola figura. Y si pensamos que nadie todavía alcanza a imaginar las decenas o cientos que existen en el desierto de Atacama, las preguntas saltan a la vista: ¿Quién los construyó? ¿Con qué fin se construyeron los geo glifos? ¿Qué sentido tenia hacer señales hacia el cielo, donde nadie las podía ver? ¿Qué significan realmente? "Es difícil pensar que sólo satisfacían funciones estéticas -ha expresado el arqueólogo de la Universidad de Tarapacá, Luis Briones- porque todos ellos se comprometen en algo más trascendente".

   Y agrega: -Debemos reconocer una alta perfección en la mayoría de los diseños, una compleja solución de proporciones en ellos. La función que cumplían estos geo glifos es un completo misterio. Si pensamos que fueron hechos para dar mensajes a los que vivían en la zona entonces, nos quedamos con un gran vacío, porque ha sido imposible descifrar el verdadero significado de los ideogramas. Hay también interpretaciones mágico-religiosas, pero nadie puede afirmar que sean verdad. Desde un punto de vista racional, son figuras enormes "dibujadas" piedra a piedra que sólo pueden ser vistas desde el aire; realizadas, según pruebas de carbono 14, entre el año 580 y 600 antes de nuestra era.

   Otro arqueólogo, José Berenguer, del Museo de Arte Precolombino de Chile, ha esbozado una explicación que no satisface a algunos investigadores: "En el desierto preincaico había varias rutas para las caravanas de llamas. Y para que se realizara ese tráfico se necesitaba algún tipo de señalización. De modo que los geo glifos podrían corresponder a nuestras modernas señalizaciones camineras".
   El profesor Lautaro Muñoz, de la Universidad del Norte, dice: -Es dudoso que sean señales para transeúntes terrestres, dado que estos enormes dibujos no se identifican desde tierra por ser demasiado grandes; es decir, uno puede estar caminando por un ojo del astronauta gigante y no lo percibe. Estoy de acuerdo con Berenguer en que son señalizaciones, pero, curiosamente, para naves aéreas. Ante el misterio, cualquier explicación es posible. Y si el espacio puerto estaba en Nazca, según Von Daniken, ¿por qué no decir que estos geo glifos indicaban a las naves datos necesarios para el aterrizaje? Una nave aérea, necesariamente necesitará indicaciones para llegar al sitio del descenso. Investigaciones realizadas han encontrado en el sitio isótopos radiactivos, tal cual se han encontrado aquí, en el Valle de Azapa, en Lluta y Pintados, se han encontrado estos residuos atómicos en las líneas de Nazca.

Waldemar Verdugo Fuentes.
Fragmento de "América de mis Amores"
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