Monday, December 05, 2005

También en Chile Piedras Talladas le Cuentan al Cielo.


Derecha: Figuras en Valle de Azapa, Chile.

Se extienden a lo largo de 700 kilómetros en el Desierto de Atacama, desde el límite con Perú frente a Nazca hasta cerca de Antofagasta. En Lluta, Azapa, pintados en los cerros, lanzan su mensaje hacia los cielos desde hace más de dos mil años. Figuras de animales, seres humanos con extraños trajes y penachos que podrían interpretarse fácilmente como cascos y antenas, símbolos, que nadie ha podido descifrar. En cuanto a técnica y tamaño, nada tienen que envidiar a las líneas de Nazca. El del cerro Unita en Tarapacá, por ejemplo, muestra un humanoide de 150 metros de altura. Están siendo rescatados desde hace muy poco tiempo, con un esfuerzo inicial de la Universidad de Tarapacá, pero se necesita apoyo económico porque es un rescate arqueológico que necesita toda la ayuda técnica existente. Están cubiertos de polvo, casi invisibles, y comenzar a "limpiarlos" ha sido una titánica tarea. Estos geoglifos ya estaban ahí cuando los incas llegaron a la zona. Innumerables hombres debieron enterrar piedra por piedra en la arena del desierto, hasta acumular la inmensa cantidad de material que conforma una sola figura. Y si pensamos que nadie todavía alcanza a imaginar las decenas o cientos que existen en el desierto de Atacama, las preguntas saltan a la vista: ¿Quién los construyó? ¿Con qué fin se construyeron los geoglifos? ¿Qué sentido tenia hacer señales hacia el cielo, donde nadie las podía ver? ¿Qué significan realmente?
"Es difícil pensar que sólo satisfacían funciones estéticas -ha expresado el arqueólogo de la Universidad de Tarapacá, Luis Briones- porque todos ellos se comprometen en algo más trascendente". Y agrega: "Debemos reconocer una alta perfección en la mayoría de los diseños, una compleja solución de proporciones en ellos. La función que cumplían estos geoglifos es un completo misterio. Si pensamos que fueron hechos para dar mensajes a los que vivían en la zona entonces, nos quedamos con un gran vacío, porque ha sido imposible descifrar el verdadero significado de los ideogramas. Hay también interpretaciones mágico-religiosas, pero nadie puede afirmar que sean verdad. Desde un punto de vista racional, son figuras enormes "dibujadas" piedra a piedra que sólo pueden ser vistas desde el aire; realizadas, según pruebas de carbono 14, entre el año 580 y 600 antes de nuestra era".
Otro arqueólogo, José Berenguer, del Museo de Arte Precolombino de Chile, ha esbozado una explicación que no satisface a algunos investigadores: "En el desierto preincaico había varias rutas para las caravanas de llamas. Y para que se realizara ese tráfico se necesitaba algún tipo de señalización. De modo que los geoglifos podrían corresponder a nuestras modernas señalizaciones camineras".
El profesor Lautaro Muñoz, de la Universidad del Norte, ha dicho: "Es dudoso que sean señales para transeúntes terrestres, dado que estos enormes dibujos no se identifican desde tierra por ser demasiado grandes; es decir, uno puede estar caminando por un ojo del astronauta gigante y no lo percibe. Estoy de acuerdo con Berenguer en que son señalizaciones, pero, curiosamente, para naves aéreas. Ante el misterio, cualquier explicación es posible. Y si el espacio-puerto estaba en Nazca, según Von Daniken, ¿por qué no decir que estos geoglifos indicaban a las naves datos necesarios para el aterrizaje? Una nave aérea, necesariamente necesitará indicaciones para llegar al sitio del descenso. Investigaciones realizadas han encontrado en el sitio isótopos radiactivos, tal cual se han encontrado aquí, en el Valle de Azapa, en Lluta y Pintados, se han encontrado estos residuos atómicos en las líneas de Nazca".

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